Blogia
Sueños de un Pergamino

El secreto del árbol

El secreto del árbol Estaba sentada en el mismo sitio, con la misma postura y con el mismo gesto. Las manos muertas sobre las piernas juntas, mirada vacía de contenido y parpadeo rítmico. Cada tarde era el mismo ritual.

Un hombre muy conocido de la villa, por ser persona de cierto misterio, se sentó a su lado. Aunque tenía mucha vitalidad, todos coincidían en que era el más anciano. Pero lo que le preocupaba a la gente era su procedencia. No diré aquí los cuentos que vagan en siseo de palabras ocultas, pues parecen más leyenda que realidad. Una cosa si es cierta, allí donde él estaba, una media sonrisa iba con él. Eso era de desconfiar. Un hombre normal no puede estar siempre feliz. Tenía que haber cierta oscuridad.
La imagen era de antagonismo. El viejo con aquella sonrisa radiante y la mujer, bien podría ser nieta, ausente, sin vida.

Como si recordara algo, el hombre dijo:
-¿Sabes que? ¡Te voy a contar un secreto!

Ella seguía sin inmutarse, pero a él no le parecía importar, como si comprendiera.

- ¿Ves ese árbol de allí? ¡Es curioso cómo tiene el pecho abierto! No siempre fue así. Harto de aguantar en esa postura estática, de soportar todo tipo de inclemencias de la gente, de sufrir soledad, decidió irse. Parece un cuento, pero no. Rompió el traje de madera y se fugó el alma desprendiendo mucha luz – hizo un gesto con las manos, como si tuviera alas-, dicen que se reencarnó en águila. Ahora vuela, para tener libertad.

Desde aquel día no se supo más de la mujer.

2 comentarios

Anónimo -

Me pasó a mi cuando vi el árbol en Pontevedra. Iba en coche y me paré para fotografiarlo :-)

ainhoa -

¿Sabes? Mientras te imaginas lo que siente el árbol al desprenderse de sus ataduras, una sensación de alivio, como ganas de gritar, se te instala en el pecho. ¿Soy sólo yo o realmente pasa eso? ¿Le habrá pasado a alguien más?

Gracias por la traducción :)

Ainhoa